miércoles, 21 de enero de 2015

No voy en tren



Como la mayoría de ustedes sabe, en septiembre tuve que mudarme por razones laborales desde Noosa a la ciudad de Brisbane, capital del estado de Queensland. Poco a poco iré contando acerca de esta ciudad, empezando por este post, en el cual les cuento acerca del transporte en Brisbane.
El transporte público en Brisbane está basado principalmente en trenes, buses y ferries. Todo el transporte público funciona con una misma tarjeta magnética que se puede recargar por internet o en una especie de cajero automático que hay en las estaciones. En el tren, la pasás por el molinete de la estación en la que te subís y la volvés a pasar en la estación en la que te bajás, en base a eso te cobra la tarifa. En algunas estaciones chicas ni siquiera hay molinete, asi que hay unos postes con el lector, donde tenés que pasar la tarjeta.
El transporte público es caro. Para que se den una idea, un viaje en tren desde mi barrio hasta el CBD, que son aproximadamente unos 15km, sale unos 4 AUD en hora pico. La tarifa es más cara en hora pico y mas barata fuera de esa hora y los fines de semana,  pero hay que reconocer que son de primera categoría. Son puntuales, limpios, tienen aire acondicionado y algunos incluso tienen WiFi. En la parada de buses podés ver la tabla de horarios, la que se cumple en la gran mayoría de los casos. Si hacés más de 10 viajes dentro de la semana, a partir del viaje número 11 es gratis.
En los vagones hay un botón junto a la puerta del vagón, tanto dentro como afuera, para que se abra cuando se detiene en el andén. Es bueno saber esto previamente, aunque pareza un dato innecesario. Les quiero ver la cara cuando el tren arranque y no se puedan bajar porque no apretaron el botoncito, este blog brinda un servicio informativo a la comunidad también.
Cuando hay eventos masivos como recitales y eventos deportivos, en la gran mayoría de los casos, para fomentar que la gente se desplace en transporte público y no en sus autos particulares, los asistentes a dichos eventos pueden viajar gratis en cualquiera de las tres opciones desde 5 horas antes del evento hasta 5 horas después que termine. Le mostrás la entrada al chofer o al inspector en el caso del tren y te dejan subir o te abren el molinete según el caso. También suelen poner pequeñas combis para la gente anciana o con problemas de movilidad desde la estación más cercana hasta el estadio o lugar del evento.
Las estaciones de tren (menos las céntricas) tienen estacionamiento gratuito bastante amplio e iluminado, para que la gente conduzca hasta la estación y después se suba al tren.
No se puede beber ni comer en el transporte público, si bien he visto a gente hacerlo, se esconden cuando ven venir a los inspectores. Pueden hacerte una multa por eso y también por poner los pies sobre el asiento.
Hay vagones con la leyenda “Quiet Carriage” en los cuales no se permite escuchar hablar a los gritos ni hacer mucho ruido. Podés conversar pero en voz baja. El otro día iba en uno de estos vagones y llegó un grupo de adolescentes hablando a los gritos y riéndose a carcajadas. Después de unos minutos, personal de seguridad les pidió muy amablemente que se cambien de vagón o que se callen. Los chicos se levantaron rápidamente y se fueron a otro vagón. No escuché que digan “eh cat, you put the cap?” (eh gato, te pusiste la gorra?), calladitos la boca y a otro vagón.
Una vez me tomé el último tren de vuelta un sábado a la noche. Este tren básicamente devuelve a los borrachos a sus casas. En estos servicios hay un poco más de personal de seguridad de lo normal. Si veían que te dormías, te despertaban para preguntarte en que estación te tenías que bajar y después te avisaban que estaba llegando a esa estación. No se si siempre es así y si lo hacen con todo el mundo, pero esa vez sucedió.
Te podés subir al vagón y al ferry con la bici, solamente no se puede en horarios pico en las estaciones céntricas, pero el resto del tiempo no hay drama.
El ferry es un transporte más en Brisbane. Dado que el CBD está prácticamente en la orilla del rio y que éste además es meandroso, el ferry suele ser bastante cómodo para desplazarse entre determinados lugares, ya que si tenés que ir a un lugar que está del otro lado del río y no tenés ningún puente cerca, el ferry te cruza sin problemas en pocos minutos.
Existe un sistema de alquiler de bicicletas, parecido al de Buenos Aires. El de acá funciona de la siguiente manera: Se paga un canon por determinado período de tiempo, por año sale 60 AUD, si sos estudiante 45 AUD. Esa tarifa te permite usar las bicis, las veces que vos quieras por 30 minutos seguidos. Te mandan una tarjeta magnética por correo (se puede vincular la GoCard también, que es la tarjeta del transporte público). Con esa tarjeta, te acercás a una estación de CityCycle, pasás la tarjeta por una pantalla con teclado y le indicás el número de la bicicleta que vas a agarrar. Eso hace que la bicicleta se destrabe del anclaje y la puedas sacar. Tenés 30 minutos para dejarla en otra estación, donde al llegar colocás la bici en el anclaje y pasás la tarjeta por el sensor. En ese momento la bici queda trabada y el sistema sabe que la devolviste. Si pasan más de 30 minutos desde que la sacaste de una estación hasta que la devolviste en otra, el sistema te cobra unos 2 dólares cada media hora. Salvo que la necesites para ir a un lugar muy alejado, lo que hace la mayoría de la gente cuando necesitan usarla por más tiempo, antes de que se cumpla la media hora, van a una estación a devolver la bici, agarrar otra y así seguir su viaje por 30 minutos más.

Este sistema debería haber sido patentado por un personaje de mi pueblo que le decían Rulo. Este personaje tenía como pasatiempo agarrar una bici que no era suya en la panadería, pedaleaba hasta la carnicería, donde dejaba la que venía usando y se llevaba otra para dejarla en el banco. Así sucesivamente con una escuela, municipalidad y cuanto negocio u oficina tuviera bicicletas afuera. En cada lugar faltaba una bici y sobraba otra, por lo que la policía tenía que ir lugar por lugar donde hubieran recibido quejas identificando las bicis con los damnificados. Disculpen que me haya apartado del tema en cuestión, pero valía la pena la mención de este simpático y pacífico personaje de Suipacha, sobre el cual hay cientos de anécdotas.
Está lleno de estaciones de CityCycle. En el centro podés encontrar fácilmente una cada dos cuadras y en las terminales de tren, ferry, edificios públicos, museos, bibliotecas, etc.
Los taxis son bastante caros y hay básicamente dos empresas grandes que los administran. Unos son blancos y negros, los otros rojos y negros. Casi todos son conducidos por indios. Se puede pagar con tarjeta y hay una aplicación para celulares donde podés llamarlo o programar un viaje. La misma aplicación calcula previamente el costo del viaje y te avisa cuando el taxi está a unos 200 metros de llegar a recogerte.

Hay unos maxi-taxis, que podés llamar si vas a viajar con más de 4 personas. Son unas combis que además tienen una rampa automática detrás para subir con silla de ruedas y a pesar de todo, el precio de los maxitaxis es el mismo que el del resto.

sábado, 23 de agosto de 2014

El deporte y el aussie, con Pancho Ibañez



Todo el mundo sabe que en estas tierras uno de los deportes mas populares es el rugby, pero también existen otros, que no estamos tan acostumbrados a ver en Sudamérica, pero que aquí son muy populares. En este post, voy a tratar de describir lo mejor posible, los deportes en Australia y la relación que tienen los aussies con los mismos.
Empecemos por el rugby, que es el más conocido por todos. Si bien en Argentina no es un deporte masivo, todos sabemos de que se trata y hemos visto un par de partidos en la tele como mínimo.
En Australia existen dos modalidades: Rugby Union y Rugby League. El primero de estos es el más conocido por nosotros. Casualmente en estos días fui a ver el partido de los Wallabies (selección nacional de Australia) versus All Blacks (selección nacional de Nueva Zelanda) por el Rugby Championship, torneo que completan además Sudáfrica y Argentina. Los australianos contra los neocelandeses vendría a ser el clásico, el equivalente en rugby al Argentina contra Brasil del fútbol. Así y todo, en el pub había varios kiwis y la convivencia fue más que pacífica. Se vivía con intensidad, con varias cervezas encima los muchachos, pero cada uno festejaba los tantos de su equipo y nada mas. Pero aunque puedan tener esa buena convivencia, no dejan de ser pasionales y es el partido que ninguno quiere perder. La rivalidad entre kiwis y aussies es importante y se vive en muchas otras cosas también.
En cuanto al Rugby League, es casi igual el tradicional pero con menos roce, ya que al ser tackleado el jugador y sin que éste pierda la pelota no se arman esas montoneras que conocemos sino que árbitro pita, el equipo contrario se retrasa unos pasos y el jugador que tenía la pelota, la pone en el suelo y se la pasa a un compañero pisándola hacia atrás. No se si hay mas diferencias en las reglas  pero el asunto es que cada equipo puede hacer esto seis veces por turno de ataque, siempre y cuando no pierda la pelota. Al llegar a la sexta posición pueden perder la pelota sino completan la jugada anotando. Seguramente un experto en rugby va a pensar que no se nada y tiene razón. Así lo entendí yo y así lo intento explicar, probablemente me equivoque. Lo cierto es que me parece más aburrido que el tradicional, ya que cuando se está por poner linda la cosa, el árbitro toca el silbato y no sigue el forcejeo, aunque es un poco más fluido. El partido mas importante de esta modalidad es “State of Origin” (Estado de Origen). Es una serie al mejor de tres entre dos seleccionados de los estados de Queensland (la principal ciudad es Brisbane) y New South Wales (la principal ciudad es Sydney). Para cada equipo se seleccionan los mejores jugadores de la liga que hayan nacido o que hayan empezado su carrera en cada estado y juegan estos tres partidos. Por lo menos en Queensland, y asumo que en New South Wales debe haber pasado lo mismo, todo el mundo hablaba de esos partidos. Mucha presencia en la tele y los diarios, además de que esos días te cruzabas a la gente con la camiseta de su estado y embanderaban su casa. Acá fue más importante este partido que toda la copa mundial de fútbol. Este año ganó New South Wales, que usa camiseta azul. Mi vecino Dick festejaba cada try con eructos resonantes. Dicho sea de paso, los australianos son grandes eructadores, profesionales en la materia.
A mi entender, el segundo deporte más popular de acá es el Australian Football, que lo llaman “footy”. Es un deporte que se inventó en estas tierras y que se juega casi exclusivamente en esta isla, por lo tanto son los mejores del mundo en esta disciplina. Voy a empezar por contar que la cancha es ovalada y enorme, casi 200 metros de largo por unos 150 de ancho. En cada línea de meta hay cuatro postes, los dos centrales son mas altos que los laterales. El juego consiste en patear la pelota para que pase entre los postes. Si pasa entre los centrales es un “goal” y vale 6 puntos pero si pasa entre el poste central y el lateral se llama “behind” y sólo vale un punto. La pelota es parecida a la de rugby, un poco mas chica pero también ovoide. Los pases se pueden hacer con la mano en cualquier dirección, golpeando la pelota con el puño o con la palma, como si fuera un saque de vóley “de abajo”. En cambio si el pase es con el pie y el compañero la atrapa sin que toque el suelo, entonces se otorga un tiro libre, el juego no se detiene pero el jugador puede patear desde esa posición sin que nadie lo marque. Si está cerca de la meta, lo más probable es que le apunte directamente al goal. Además del goal, una buena recepción de la pelota es muy festejada. No nos olvidemos que el equipo contrario hace todo lo posible para que el jugador no reciba la pelota “de aire”. Y cuando digo “todo lo posible” estoy incluyendo empujones, forcejeos, semi-trompadas, zancadillas y puedo seguir todo el día. Incluso el jugador se puede trepar al otro para conseguir atrapar la pelota. Aunque parezca mentira, según me contó mi compañero de laburo Geoff, antes era mas violento. No puedo imaginarme como sería entonces.
Cuando visité Melbourne por trabajo, el mencionado Geoff, que es un fanático de este deporte, el que practicó toda su vida y su padre fue un gran jugador también, me llevó a ver un partido al Etihad Stadium entre Esseldon y Geelong Cats. El estadio es impresionante, moderno, muy grande y con todas las comodidades. Se entra rápido y te ubicás enseguida. Da gusto poder llegar sobre la hora y en pocos minutos ya estar en tu asiento. Y lo más curioso de todo es que tiene techo y calefacción. Siendo Melbourne una ciudad muy fría y con un clima muy cambiante, igualmente podés estar muy cómodo mirando el partido. Tenés que dejarte la campera puesta igual porque sigue haciendo frío pero se hace mucho mas soportable. Todo el mundo toma cerveza y come durante el partido. Además los hinchas de los dos equipos están mezclados, no existe la tribuna local o visitante. Cada uno grita por su equipo y festeja los puntos sin ningún tipo de problema. Según Geoff, las multas y/o penas por mandarse alguna macana en el estadio son muy severas, hasta te pueden prohibir volver a asistir a un evento deportivo. Tuve mucha suerte porque el partido que nos tocó fue muy entretenido, con el marcador cambiando de dueño todo el tiempo y hasta el último minuto no sabía quien iba a ganar. Al ser tan grande la cancha, cuando están en la otra punta, conviene mirar las pantallas gigantes si no no te enterás que está pasando. Son muy graciosas las piruetas que hacen los árbitros al hacer el saque desde el medio al comienzo del partido o después de cada gol, ya que hace picar con fuerza la pelota en el centro del campo, mientras los dos mas grandotes de cada equipo se tortean para ver quien la agarra. Cuando la pelota se va a afuera, el juez de línea se pone de espaldas al campo de juego y revolea la pelota sin mirar adonde mediante otra pirueta muy graciosa. 

La verdad es que me gusta este deporte y más después de haber presenciado un partido en el estadio. Ahora dos por tres me engancho y miro algún partido por la tele.
Otro deporte muy popular por aquí, así como en gran parte del Commonwealth, es el cricket. No voy a dar detalles sobre éste porque no tengo la más pálida idea de como se juega. Si puedo decir que es un deporte antiquísimo y que se juega pegándole con un bate chato a una pelotita que lanza un ñato haciéndola picar. Todos se visten de blanco y los partidos son eternos. A veces lo pasan por la tele y veo unos minutos. Horas después vuelvo a poner ese canal y siguen jugando. Incluso hasta paran el partido para tomar el té. Normalmente se juegan en la misma cancha de footy. No puedo agregar más nada acerca de este deporte.
Hay otro deporte que juegan las mujeres que se llama Netball. Es parecido al Cestobol pero no es igual. Tengo que hacer esta aclaración porque una parte de mi familia es muy experta en este tema, una vez dije que era lo mismo y me saltaron a la yugular. Pasan los partidos por la tele, las jugadoras son todas lungas y se ven muchas canchas, en los colegios sobre todo.
También les gusta mucho el golf. Cada pueblito, por más insignificante que éste sea, tiene al menos un campo de golf. Otro deporte, mas bien juego, es el bowling. Pero no es el que conocemos que hay que voltear los palotes tirándoles una bola pesada sino que es una especie de juego de bochas pero la cancha es de césped sintético y sin paredes. Lo juegan fundamentalmente los jubilados.
Como se habrán dado cuenta, acá el fútbol no es para nada popular. Si bien se juega y hay una liga importante con jugadores de todos los países como Del Piero y el pincharrata Chelo Carrusca (?), la mayoría de los australianos no le da bola.
El mundial de fútbol estaba presente en los medios de comunicación pero más que nada como una cuestión marketinera de las empresas, a los australianos no les importaba en absoluto. Tampoco ayudaban mucho los horarios de los partidos, que aquí caían entre la 1 y las 7 de la mañana. Messi podría caminar tranquilamente por las calles de cualquier ciudad de aquí que solamente los inmigrantes de países futboleros lo reconocerían.
Durante enero se va a jugar en Australia la Copa Asia. Tengo pensado ir a ver algún partido al estadio en Brisbane, en lo posible alguno que jueguen los locales, tampoco soy tan fanático como para ir a la cancha a ver Omán versus Kuwait.

Además de los deportes que nombré, en Australia son fanáticos de los deportes acuáticos principalmente el surf pero también de muchos otros deportes extremos. La personalidad del australiano encaja perfectamente con los deportes de riesgo, estos locos deben haber inventado casi todos los que existen, son muy deportistas en general y encima con un grado de insanía mental importante. 

martes, 22 de julio de 2014

Baby you can drive my car - Parte 2

Acá va la segunda y última parte del trayecto desde mi casa al trabajo, atravesando Tewantin National Park y llegando a Cooroy. Suban el volumen, configuren youtube en HD y disfruten!

viernes, 11 de julio de 2014

Verde a la australiana



Una de las tantas cosas que me interesaron desde que estoy acá es el tema ecológico y del cuidado ambiental de los australianos. Me voy a referir puntualmente  a lo doméstico, lo de todos los días, lo que hace cada australiano en su casa y no a las cosas a gran escala porque desconozco totalmente ese tema. Quizás en minería, pesca o bosques se estén haciendo desastres pero como no tengo idea de eso, me voy a concentrar en lo hogareño.
Lo primero que noté fue que se separaba la basura. ¿Cómo es eso? Nada complicado, hay dos tachos en cada casa, uno para la basura en general y otro para lo reciclable. En esta última categoría entra el vidrio, con la cantidad de botellitas de cerveza no retornables que circulan esto ocupa la mayor parte del recipiente; cartón, papeles varios, botellas y recipientes de plástico, etc. En los complejos como en el que yo vivo, uno saca la basura cuando quiere y la deposita en unos tachos plásticos grandes según el color de la tapa, en el de tapa amarilla va lo reciclable, en la de tapa verde el resto. Todo lo que sea producto de la limpieza de jardín, como ramas, el césped cortado, hojas y demás, van en otro contenedor más grande y que generalmente está aparte.
En los espacios públicos se repite este doble depósito, un tacho para lo reciclable y otro para el resto.
El recolector de basura pasa una sola vez por semana por cada tipo de basura, a cada barrio le toca un día distinto. La noche previa, cada dueño de casa saca a la vereda el tacho correspondiente. En el caso de los complejos como el mío, es el manager del lugar el que se encarga de eso. Al otro día pasa un camión, que al costado tiene una especie de pinza que engancha el recipiente y lo vuelca dentro del camión y luego lo vuelve a depositar sobre la vereda. El chofer ni se baja del camión, lo hace todo sentado en su butaca.

Comparándolo con lo conocido antes de venir acá me parece un sistema buenísimo, ya que no andan las bolsas desparramadas por la calle por los perros vagabundos y culpa de vecinos que sacan la basura en horarios que no corresponden. Supongo que también es más barata la recolección porque el camión no tiene que recorrer todos los lugares todos los días. Ni hablar del beneficio de separar la basura en origen, lo que facilita enormemente el reciclaje posterior. En Amamoor además separábamos la basura orgánica como las cáscaras de frutas y verduras, restos de comida y las colocábamos en un recipiente para compost, ahí se iba descomponiendo naturalmente para convertirse después de un tiempo en abono para la tierra. El recipiente de compost no es ninguna ciencia, es apenas un tacho plástico con tapa y agujeros varios para que escurra la humedad y ventile los gases producto de la descomposición.
Sobre todo en las casas de los pueblos y rurales también es común que se recicle el agua de lluvia. De las canaletas salen unas tuberías que van a parar a un gran tanque plástico por lo general. Luego mediante otras cañerías y bombas, esa agua se utiliza para el inodoro y la ducha, o para regar y lavar el auto. En algunas casas incluso se utiliza para la pileta de la cocina y del baño, usando un filtro para potabilizarla. En las ciudades medianas y pequeñas lo he visto en gran parte de las casas, en las grandes se debe complicar más y desconozco si utilizan algo de esto.
En estas ciudades también es habitual ver en los techos paneles para energía solar y calentadores de agua solares. A veces sólo un par de paneles pero en varios casos he visto casi la totalidad del techo cubierto por estos. La mayoría de los hogares con energía solar no acumula la electricidad que produce y le sobra sino que la vende al sistema energético. Voy a intentar explicarlo un poco mejor. Supongamos que tengo varios paneles en el techo que producen durante las horas de luz en el día 10 unidades por hora, pero mi casa consume sólo 8 de estas unidades por hora. Estas dos unidades que me sobran se las vendo a la compañía eléctrica (el equivalente a EDENOR o EDESUR). Durante la noche, que mis paneles no producen y como no tengo baterías, entonces le compro a la compañía la energía que consumo, supongamos 10 unidades por hora sin luz natural. El medidor de energía de la casa es de doble sentido, es decir que, mide la electricidad que entra al hogar (que la compañía me vende durante la noche) y también mide la electricidad que sale (que le vendo a la empresa eléctrica en el día cuando me sobra). Supongamos que la cuenta al final del mes da que vendiste 750 unidades y que compraste unas 1.000. En una cuenta rápida, daría que sólo tengo que pagar por las 250 unidades (1.000 – 750) pero no es así por lo siguiente: el precio de la unidad que yo le vendo al sistema es más alto que el precio de la unidad que compro. ¿Por qué es esto? Porque la energía solar, en este caso, es producida sin contaminación, por lo tanto es más cara. Para seguir con el ejemplo, voy a suponer que la energía verde vale $0,20 cada unidad y la que no tiene un costo $ 0,18. Entonces la cuenta a pagar quedaría: Energía comprada $ 180 (1.000u x $0,18), menos Energía vendida $ 150 (750u x $0,20), a pagar $ 30. Obvio que hay que sumarle impuestos y demás pero quise simplificar la cosa. El punto a resaltar en todo esto es que se fomenta la instalación y uso de energías alternativas, junto con la boleta de la luz suelen venir folletos con promociones de paneles o descuentos en la instalación. Además el precio de la energía es bastante alto, por lo tanto, el principal incentivo para el ahorro energético es el económico consumiendo menos y produciendo energía en casa. Si algún lector, sobre todo los que viven acá desde hace un tiempo y seguramente conocen esto mucho mejor que yo, detecta algún error en lo que acabo de describir le pido por favor que me ayude y lo corrijo. Lo describo tal como lo entendí pero, como ustedes ya saben, “my English is not good yet”.
En resumen, no sé todavía si, en general, los australianos de a pie tienen conciencia ecológica o sólo cumplen esto porque los obligan o por una cuestión económica, el asunto es que se respeta.
El asunto es: ¿Primero la conciencia y después las leyes? ¿Al revés? ¿Todo al mismo tiempo?
Para cerrar cambiando de tema: Disculpen que no estoy escribiendo seguido, podría meter un montón de excusas pero la verdad es que es solamente fiaca de sentarme a hacerlo. Si les gusta leerme, entonces al mejor estilo Caruso Lombardi les voy a pedir un incentivo: ¡Comenten! Quiero saber si les gusta o si no, sus opiniones al respecto; lo que quieran poner, tanto aquí como en Facebook.

¡Hasta la próxima!

lunes, 16 de junio de 2014

Baby you can drive my car

Es cierto que estoy bastante haragán para escribir, pero tengan paciencia que ya me voy a sentar a hacerlo.
Mientras tanto les comparto este video que grabé en el camino que hago todos los días desde que salgo de casa hasta el trabajo, ésta es la primer parte.
Maximicen el video, suban el volumen y disfruten la música!

domingo, 11 de mayo de 2014

Woodstock a la australiana

Una de las primeras cosas que hice cuando me confirmaron el viaje a estos pagos fue fijarme a que recitales podía asistir. Así fue como hallé este festival al que asistí el viernes santo último en la pequeña localidad de Byron Bay. Este pueblito al sur de Brisbane, es un reducto hippie al mejor estilo El Bolsón, donde vive gente en comunidad con la tierra y todo lo que eso implica. Si los australianos en general son muy personajes, imagínense a los hippies.
El Bluesfest se realiza todos los años en esta época, siempre en el mismo lugar desde hace 25 años ya. Empezó como una cosa chiquita y ahora es un evento que congrega a decenas de miles de personas durante cinco días. Empieza un jueves y termina el lunes. Cabe aclarar que la semana santa australiana, Easter, los días feriados son el viernes santo y el lunes “Easter Monday”. Entre esos días, gran parte de los asistentes acampan en el mismo lugar, en un sector muy amplio y preparado para recibir a semejante cantidad de gente. Hago un paréntesis para comentar brevemente algo que me llamó mucho la atención y es que a los australianos les encanta acampar, ya sea en carpas como en casa rodantes y motorhomes. Todo el tiempo uno se cruza en las rutas y caminos con gran variedad de estos dos últimos, desde un modestito tráiler hasta súper camiones convertidos en casa. Cada ciudad o pueblo cuenta con al menos un “Caravan Park” que es básicamente un camping pero adonde cuentan con todas las comodidades como sanitarios y duchas, lavaderos para la ropa, conexión a la electricidad y agua, eliminación de los residuos y demás.
El listado de artistas era muy seductor pero había que decidirse por uno sólo de los días ya que la entrada era bastante saladita. El día elegido fue el viernes, cómo dije anteriormente, ya que tenía la mayor cantidad de artistas que quería ver. La página web del Bluesfest ofrecía la posibilidad de contactarse con otras personas que asistían para compartir el viaje, uno se anotaba ya sea como pasajero o como conductor, de donde salía y a que hora y de esa manera el sistema los contactaba. Yo hice la prueba pero finalmente no pude arreglar con nadie, asi que viaje sólo en el Gusmóvil. Salí temprano desde Noosa con la idea de estar cerca de las 13 horas en Byron Bay, distante a un poco mas de 300 kms pero sabiendo que tenía que pasar previamente por Coolangatta, en la Gold Coast porque había reservado una cama en un hostel. Si bien el hostel estaba a unos 60 kms del recital, fue lo más cercano que encontré, ya que como se imaginarán, estaba saturada la capacidad hotelera de los alrededores. El viaje fue por demás tranquilo, el recorrido era todo por autopistas y tenía que atravesar Brisbane. Consulté previamente a mis compañeros de trabajo cómo era el tema de los peajes porque sabía que en Brisbane había uno que debería pagar y no quería ir improvisado. El asunto con los peajes, al menos ése en particular, es así. Si vos sos usuario regular comprás un dispositivo igual que el telepeaje argentino y cada pasada se te descuenta de la cuenta bancaria, hasta ahí era algo conocido. Para los usuarios ocasionales no es que pasás por una casilla con barrera adonde pagás y listo sino que tenés que entrar en una página web previamente o hasta tres días después que pasaste por el lugar en cuestión e ingresás el número de patente y los datos de tu cuenta bancaria. Entonces después se te descuenta directamente de la cuenta del banco. Si uno no hace esto no pasa nada, solamente le llega al domicilio del dueño del auto el importe a pagar con un recargo (unos 15 dólares) por no haber ingresado los datos en la web. Con estas cosas uno no puede no pagar, si pasa el vencimiento y después de un tiempo no pagás, los tipos averiguan tu cuenta bancaria y te lo descuentan, así nomás. En el lugar, era un puente que cruza Brisbane River no hay casillas ni barreras, sólo hay unos arcos enormes con cámaras que detectan las patentes y hacen todo el chequeo. Uno se da cuenta que eso es un peaje solamente porque hay varios carteles que te avisan que tenes que entrar a la página web y pagar tal como lo expliqué.
Otra curiosidad de las autopistas y acá perdonen mi ignorancia porque seguramente esto existe también en otras partes del mundo, pero para mí fue novedoso. Es una cosa extremadamente simple pero práctica a la vez. Todas las bajadas de la autopista, además de decirte a donde conducen, están numeradas en forma correlativa. Y acá seguramente los lectores se desilusionen un poco y hasta tal vez larguen un “por esa pelotudez tanta introducción?” pensando que iba a contar acerca de algo super tecnológico y novedoso, pero es que me llamó la atención por lo práctico que es. Cuando uno tiene que manejarse por lugares que no conoce y te dicen –Agarrá la Panamericana y bajate en San Justo -, vas mirando los carteles con miedo de errarle y por ahí te distraés con un corredor de fórmula 1 que en un Audi viene pasando a 180 km/h en zigzag, no miraste el cartel correspondiente y te pasaste. Y para peor de todo, no sabés que te pasaste. Díganme ahora que no es práctico saber que tenés que bajarte en la salida 128 entonces hasta la 126 vas tranquilo escuchando la radio, a la 127 te empezás a tirar para el carril lento y a la 128 te bajás. Y si llegaste a la 129 sabés que te pasaste! La magia de los números y su correlatividad!
Llegué al lugar del recital, que estaba cerquita de la autopista y todo muy bien señalizado. El estacionamiento, realmente enorme, tenía las calles con mejorado, era gratis y no había trapitos. La entrada la había sacado por internet y con sólo imprimir el comprobante adonde figuraba mi nombre bastaba para entrar. En el primer retén muestro el papel y me ponen la pulsera correspondiente al pase de un día. Todo sin hacer cola, la gente sonriendo y trato amable. El segundo retén te revisaba la mochila porque estaba prohibido ingresar con alcohol y/o botellas de vidrio. Pero agua, comida y hasta el mate podría haber ingresado! Como dice mi hermano José: en los recitales (en Argentina) podés entrar con un cuchillo escondido pero la botellita de agua la tenés que dejar afuera y eso no se negocia.
Y ya estaba adentro! Un predio enorme con puestos de comida muy variados, merchandising, cosas hippies, causas benéficas y hasta masajes. Adentro podías comprar alcohol en latitas en lugares especialmente dedicados. Los diferentes escenarios estaban adentro de unas carpas tipo circo de diferentes tamaños. Las tres principales eran muy grandes. La parte central de cada uno era para estar parado o sentado en el césped y los costados había sillas de plástico. Mucha gente se había llevado su propia silla plegable, que iban trasladando entre los escenarios de acuerdo al show que querían ver.
Una cosa interesante fue que las edades de la gente era muy variada, había tantos jóvenes como viejos y todos conviviendo sin problemas. Hasta había familias con niños pequeños, algunos en unos carritos bien equipados y los nenes con protector auditivo. Uno podía mirar los shows parado, si querías estar cerquita del escenario o te sentabas en las sillas de plástico o directamente en el pasto. Me descargué una aplicación del Bluesfest en el teléfono en la cual marcabas los artistas que querías ver y el teléfono te iba avisando cuando estaba por empezar cada uno y donde.
Al principio estaban los menos conocidos así que fui recorriendo para conocer. En uno había un grupo llamado The Beards (Las Barbas) que me hicieron divertir mucho, además de que sonaban muy bien y las canciones son buenas. Todas las letras son acerca de la barba, con nombres como “If Your Dad Doesn't Have a Beard, You've Got Two Mums” (Si tu papá no tiene barba, tenés dos mamás) o “Why Having a Beard is Better Than Having a Woman” (Por qué tener barba es mejor que tener una mujer”). El cantante es igual al gordito de “Qué Pasó Anoche?” pero canta y se mueve por el escenario como Jack Black, sin dudas una mezcla más que interesante.
Después pude ver a Suzanne Vega, Beth Hart, Doobie Brothers, Gary Clark Jr., a la diosa de Joss Stone, The Wailers, la leyenda Buddy Guy, al chapa mal igual que el padre Seun Kuti & Egypt 80 (hijo de Fela Kuti) y cerró con un excelente show de Jack Johnson.
La salida fue muy ordenada, con gente de la organización ayudando para que los autos puedan salir directamente a la autopista sin ningún tipo de problema ni demora.

Me queda en la memoria la cantidad de personajes que me encontré deambulando a los que me gustaría haber fotografiado pero soy muy fiaca para eso, espero poder cambiar eso en el futuro para poder compartir la vivencia con fotos además del relato.

jueves, 10 de abril de 2014

En el Oeste está el agite

Cuando estaba en Argentina habitualmente tenía que concurrir a exposiciones y conferencias en las que la empresa ponía stands o patrocinaba el evento. He estado en exposiciones grandísimas como la Rural de Palermo o Mercoláctea en Córdoba y en pequeñas como las de Trenque Lauquen. También cerca de casa en la Rural de Suipacha como así también bien lejos en Ushuaia. La del Prado en Montevideo y la de Asunción en Paraguay, todas distintas pero a la vez parecidas en algún punto.
Tuve mi primer experiencia al respecto en Australia en la Meat Profit Day que se realizó en el hermoso pueblito del oeste aussie, llamado Port Denison. El lugar situado en la costa, es una pequeña pero muy bonita localidad turística, a unos 300 Kms al norte de Perth, en el estado de Western Australia. Parece que mucha gente de Perth veranea en estos pueblitos, bien separados unos de otros, en una zona bastante desértica. En esos 300 Kms apenas vimos un puñado de localidades y en el medio de eso, la nada misma.
El viaje comenzó un miércoles bien tempranito de madrugada, cuando junto con Tim hicimos los 130 kms que nos separan del aeropuerto de Brisbane adonde tomaríamos el avión de Virgin que nos dejaría en Perth. Todo normal en el aeropuerto, excepto por el hecho de que pude colarme en el VIP Lounge de Virgin gracias a que Tim tiene la gold card de esta empresa y yo con mi mejor cara de “siempre vengo a este lugar”, saludando con una sonrisa a las chicas del mostrador me metí en el vip junto con él. No es cosa de otro mundo, pero este tipo de comodidades te permite comer gratis, wifi y cómodos sillones mientras esperás que llegue la hora de embarcar para tu vuelo.
Casi cinco horas de un vuelo bastante tranquilo, en el que vi la película “The Secret Life of Walter Mitty”, un film un poco extraño con Ben Stiller y Sean Penn. Me gustó bastante y además cuenta en el soundtrack con la hermosa canción de David Bowie “A Space Oddity”.
Llegamos al aeropuerto de Perth habiendo cruzado de este a oeste toda la isla, de la cual casi todo ese centro es un inmenso desierto y con dos horas de diferencia en el reloj con respecto a Brisbane. Tim con sus casi dos metros y sombrero de ala ancha es ideal para ubicar en espacios concurridos, asi que una vez que desembarcamos fue fácil de dar con el. Nos subimos al auto que alquilamos y salimos para el norte. Ni bien uno empieza a alejarse de Perth, se pueden ver al costado de la ruta numerosos viñedos. Tomamos la Indian Ocean Drive que va siguiendo el dibujo de la costa del océano Indico y por donde cruzamos médanos de arena bien blanca, granjas eólicas y campos con ovejas, cabras y vacas, siempre con el mar a nuestra izquierda.

Después de viajar unas 3 horas y media sin pasar los 100 km por hora llegamos al lugar de la exposición, el Irwin Recreation Centre. Este lugar es una especie de polideportivo pero adonde también se hacen este tipo de eventos. Es público, sumamente prolijo con canchas de rugby, fútbol australiano (footie),cricket y las de hockey con césped sintético. La parte cubierta contaba con dos canchas de básquet y netball (parecido al cestoball pero no es igual, ya me retó mi prima Mariela cuando dice algo al respecto en Facebook, voy a dedicar un post exclusivo a los deportes acá). En este espacio era la expo, divido en dos con enormes cortinas, en una de las partes se desarrollaban las conferencias y en el otro se servían los breaks y el almuerzo. Los stands de los patrocinantes estaban rodeando este lugar.
Lo más curioso de los asistentes fue la parte de los sombreros. Los farmers concurrían en su mayoría bien vestidos, casi igual que como va la gente en Argentina a este tipo de eventos, o sea jeans y camisa. Pero la parte de los sombreros si es bastante diferente. Pareciera que el farmer antes de salir buscara el sombrero mas rotoso que tiene, espante la gallina que estaba posada sobre él y tratando de poner un huevo y ese es el elegido para ir a la expo. Con agujeros, sucio,  manchado y todo arrugado como si le hubiera pasado todo el lote de novillos por encima. Es muy difícil hablarles acerca de las bondades de nuestros productos cuando la vista se te desvía todo el tiempo hacia la parte superior de la cabeza, pero supongo que tiene que ver con alguna cuestión de mostrar quien es el más campero y el sombrero debe ser el indicador de camperitud por estos lados.

Nos alojamos en la casa de la playa de un amigo de Tim, que vive en Perth pero tiene esta casa en Port Denison para los fines de semana y vacaciones. Es muy cómoda, moderna y con vista al mar, apenas a unos 200 metros. Muy bien organizada para casa de verano, con varias habitaciones y ambientes grandes, daban ganas de quedarse una semana al menos para disfrutarla. Ron, el dueño de casa, es un fanático de la pesca y mientras nosotros íbamos a la expo, el salía en su super lancha a pescar al océano a unos 20 km de la costa. Una noche durante la cena me contó que una vez estuvo una hora y cuarenta minutos para sacar un tiburón de 50 kgs. Su máxima preocupación era que estuvo dos días después con el brazo dolorido para levantar su botella de cerveza.
Con respecto a este tema, me gustaría contar un poco acerca de la relación de los australianos con la cerveza. Por lo que vi y escuché, es bastante común que lo primero que hace una persona al llegar a su casa después de trabajar es abrir la heladera y sacar una botellita de cerveza. Acá no se ven las botellas de litro de cerveza como en Argentina sino que es personal, cada uno con la suya. Además casi todos tienen esas funditas de las que le hablé anteriormente y a las que hasta ahora les encontré tres propósitos: El primero es que no se te congele la mano, el segundo es que no se caliente el contenido con el calor de tu mano y el último, por ahora, no dejar marcas de la botella o lata en las mesas o muebles.
Cuando terminaron las conferencias como también cuando terminó el Field Day al otro día, aparecieron las conservadoras con hielo y dentro de ellas las famosas cervezas. Debo decir que chupan bastante, los cadáveres de latas y botellitas se van acumulando en los rincones.
Al otro día, en el marco del mismo evento, estaba el Field Day. Fuimos tempranito a un campo sobre la ruta que se llama Irwin House. Allí se daban charlas, en una sala acondicionada dentro del galpón de esquila, con ese olor característico a lana de oveja; y también había muestras de campo. Entre las últimas, se enseñaba a evaluar novillos gordos y además distintas empresas mostraban sus productos tales como un apartador de ovejas en función del pesaje y otro aparato que servía para inmovilizar a la oveja y poder realizar distintas tareas como ecografías. Lo más interesante de esta parte para mi fueron los drones. Los drones son una especie de helicópteros a radio control pero con varias hélices, hasta ocho, que le permiten ser mucho más estables y fáciles de manejar. Estos estaban equipados con cámaras HD que transmiten en tiempo real y GPS. El mas grande de ellos podía volar hasta a 50 Km de distancia! La utilidad de estos aparatos es bastante diversa pero puntualmente para la ganadería sirven para controlar que los animales tengan agua en las bebidas, saber por donde anda el ganado, controlar que las tranqueras estén en
la posición correcta y demás. Para la agricultura puede tomar fotos aéreas de alta definición y el software que acompaña esto puede analizar diversos índices como la densidad de plantas por m2 que hay en cierto cultivo. Además puede descender al nivel de la planta y sacar fotos del estado de la hoja o planta, todo esto geoposicionado. El futuro ya llegó señores! La verdad es que me pareció una herramienta muy útil y con muchas aplicaciones para implementar, además de que es muy divertido jugar con ellos.
Otra cosa interesante fue una charla, en el potrero con animales, acerca de como manejar hacienda. Un señor de apellido McDonalds enseñaba las particularidades de como hacer para que las vacas entren a un corral o sigan determinado camino. Gran parte de la demostración fue con la ayuda de perros, border collies de pelo corto en su mayoría, que obedecían a rajatabla todo lo que el singular señor les ordenaba. Si bien esta práctica, según las últimas tendencias en bienestar animal no son recomendadas porque generan mucho estrés en el bovino, a este señor le daba resultado.
Sin mucho más para contar, me quedé con las ganas de probar langosta en Port Denison, que según dicen es famoso porque en este lugar se pescan las mejores, quedará para la próxima.
Casi llegando al aeropuerto de Perth, pasamos por la base aérea militar de este lugar, desde donde se está concentrando la búsqueda por aire en el Indico del avión perdido de Malasyan Airlines. Lo único que pudimos ver fueron aeronaves militares muy modernas y los móviles de los noticieros apostados en el estacionamiento y con sus antenas satelitales enormes desplegadas.
El día de la vuelta había elecciones en Western Australia y me llamó muchísimo la atención que en el mismo aeropuerto, ahí al lado nomás de las puertas de embarque, había lugares donde se podía votar. Quise sacar una foto pero no me dejaron, parece que no está permitido. El aviso de esto fue de una señora extremadamente amable, que se disculpaba por eso al mismo tiempo.
El viaje de vuelta fue tranquilo también pero como era más chico el avión y no tenía monitores personales, se me hizo un poco mas largo. Cuando ya estaba sentado en mi butaca, mientras la gente seguía subiendo, apareció una familia de unos ocho maoríes talle XXL tanto ellos como ellas. Comencé a rezar instantáneamente la oración de “que no me toquen al lado, que no me toquen al lado” ya que si esto se efectivizaba, iba a tener unas 4 horas y media de viaje bien apretadito. Por suerte se sentaron justo en la fila de atrás. Eran bastante espamentosos y hablaban a los gritos, pero a poco de despegar se durmieron y ni se los escuchó. Cuando bajaron en Brisbane pude verlos abrazar y sacudir a un pobre señor flaquito con cara de miedo que aparentemente era el chofer que los iba a buscar.

Llegué a casa casi a la medianoche, después de llevar en mi auto a Tim desde Cooroy hasta Amamoor, muy cansado pero feliz de estar viviendo estas experiencias que quizás de turista sería difícil de presenciar.